Celeste... y blanco el Mundial 2030
08/08/2011
Una mirada desde Uruguay sobre el Mundial compartido de 2030
Por historia, oportunidad y negocio, la FIFA seguramente avalaría la idea; por conveniencia, capacidad y también por historia, el vecino rioplatense debía ser parte de la quijotada. Hoy Uruguay y Argentina dan un paso rumbo a una gigantesca pero no quimérica empresa.
Por allá por octubre del 2005, la Junta Departamental de Montevideo recibía un planteo trasnochado, de boca del edil de la Vertiente Artiguista Gabriel Weiss: Uruguay debía ser la sede del Mundial del año 2030, el del primer centenario del primer mundial de fútbol. Y como seguramente no íbamos a poder solos, porque los mundiales del siglo XXI no se arreglan con el Centenario y algunas canchas de los clubes capitalinos, había que sumar a Argentina a la locura, como vecino y como vicecampeón de aquella primera vez en que se disputó la Jules Rimet.
Se habló de crear una comisión en el ámbito de la Junta Departamental -bajo el nombre de “Sueño Rioplatense”- y se entusiasmó a Ricardo Ehrlich, entonces flamante intendente capitalino. Se habló en público de la idea y luego, poco más se supo. La gran mayoría de los orientales fruncieron el ceño, otros directamente se mofaron con sorna; Uruguay no podía delirar con eventos de ese tamaño, y menos contar con los vecinos que estaban empezando a cortar los puentes con piquetes de protesta por la construcción de Botnia.
Otros no nos reímos, creímos en la idea. El argumento central, sin dudas, es el negocio, la voracidad de un gigante como la FIFA que no podía dejar de evaluar la potencial facturación de un festejo como ese: el Mundial del Centenario en el estadio de la primera final, en el Estadio Centenario de Montevideo, el Monumento Histórico del Fútbol Mundial.
Pasó el tiempo y el tema bajó rápidamente de cartel, aunque en realidad ni siquiera se había instalado fuerte en la discusión pública. Pero en el Ministerio de Turismo se siguió pensando en el tema y cuando se vio la oportunidad, se tiró arriba de la mesa de nuevo.
En el Museo del Fútbol, en diciembre de 2009, el Ministerio de Turismo y Deporte de Uruguay y el Ministerio de Desarrollo Social -el encargado de las políticas de Deporte- de Argentina firmaron el denominado “Acuerdo de Montevideo”, en presencia también de un enviado del gobierno de Brasil. Allí se establecía la voluntad de comenzar a trabajar en forma conjunta para la postulación de ambos países.
Aquello era un nuevo y tímido paso que precedió a un nuevo movimiento de nuestro país.
En junio de 2010, Uruguay volvía a los mundiales en Sudáfrica y hasta allá fue una delegación pequeña, integrada por Ernesto Irurueta, director nacional de Deporte y por Alfredo Etchandy, en su carácter de presidente de la ONFI. Junto a los presidentes de Nacional y Peñarol, Irurueta y Etchandy reunieron con el presidente de la FIFA el suizo Joseph Blatter y allí hablaron de los planes de nuestro país. Y no les fue mal.
Un nuevo balance. El pasado sábado 23 de julio, previo a la final de la Copa América, en una cena de despedida realizada en Buenos Aires se reunieron nuevamente Blatter con Irurueta, y con ellos el presidente de la AUF, Sebastián Bauzá, el presidente de la AFA y vicepresidente de la FIFA, Julio Grondona, el secretario de Deportes de Argentina, Claudio Morresi y el vicepresidente de la CSF, el también uruguayo Eugenio Figueredo. El tema predominante volvió a ser el Mundial del Centenario, pero esta vez con una presentación avalada por los dos países.
Según narró Bauzá, en ese encuentro “Quedó claro que hay cosas que debemos empezar a trabajar muy profesionalmente. Pero si queremos hacer algo juntos, tenemos que convencer al mundo entero de que lo podemos hacer –aseguró el presidente de la AUF-; a nivel de los ministros se va a empezar a trabajar para definir un proyecto. Hay que presentarlo ante la FIFA. Tenemos que arreglar el Estadio Centenario, tenemos que definir las sedes. Tenemos un compromiso de reunirnos en poco tiempo en Buenos Aires, a nivel de las asociaciones, con los ministros y trabajar en esa presentación, que fue lo que nos pidió Blatter”.
Mientras tanto, el ex futbolista Claudio Morresi, actual secretario de Deportes de Argentina, afirmó a los medios de su país luego de la cena que “soñamos con organizar el Mundial 2030 junto con Uruguay, algo que sabemos que haría muy felices a nuestros pueblos. La presencia de Blatter en la final de la Copa América y en la coronación de La Celeste es un símbolo de respaldo hacia nuestro proyecto”.
Por su parte, Irurueta explicó que no se podían sacar conclusiones firmas de la cena con Blatter por que “el grado de diplomacia que se tiene en relación a estos temas es infinito, pero yo tengo la misma percepción que tuve en Sudáfrica, y la comparto con Morresi, quien no estuvo allá pero compartió la cena de cierre de la Copa América: hay una mirada muy positiva hacia la posibilidad de que Uruguay y Argentina nuevamente sean sede de un mundial de fútbol. Yo he escuchado muchas veces a Blatter poner en evidencia el respeto que hay por la trayectoria de estos dos países en la historia del futbol, pero uno no puede quedarme más que con esto, por ahora son percepciones que tenemos; afortunadamente percibimos entusiasmo y no frialdad ni desinterés”.
Según el Director Nacional de Deportes, “también al fútbol le genera un punto de interés que el centenario sea recordado en el mismo lugar en que se inició toda esta historia. Hemos conversado sobre esto con Blatter y él lo reconoce con mucha fuerza: que Uruguay particularmente pudiera ser, sino sede, parte de sede del mundial del centenario, no deja de ser un cumpleaños festejado como corresponde; un reconocimiento a quien hizo en el mundo el primer esfuerzo para la realización de un mundial de estas características. Además, se da un hecho no menor: el Estadio Centenario, construido en seis meses para esa copa del mundo, está todavía en uso y seguramente va a estar también en 2030, remozado y pronto para un festejo de esa naturaleza”.
Como conclusión de ese encuentro, se definieron nuevos pasos. Ernesto Irurueta explica que desde la Dirección de Deportes de nuestro país se piensa que “hay que hacer un trabajo a distintos niveles: primero la tarea política. Hay que hacer un frente común, mostrar al mundo que la voluntad de ambos países es sólida. Que no solo hay ganas de que el Mundial del Centenario se realice en Uruguay sino que hay que mostrar que hay capacidad, que hay decisión política tomada. En eso se ha venido trabajando bien; se han dado los pasos políticos y diplomáticos correctos”.
Como una señal más, y muy poderosa, el pasado martes, Cristina Fernández, presidenta de Argentina y José Mujica rubricaron el Acta Constitutiva de la Comisión Binacional para promover la candidatura conjunta para el Mundial 2030, la cual se compone, básicamente de dos sub comisiones, una gubernamental, integrada por representantes de los poderes ejecutivos de ambos países y otra no gubernamental, integrada por la AUF y la AFA. La creación de dicho cuerpo obedece a un proyecto elaborado por el propio ministro de Turismo y Deporte de nuestro país, Héctor Lescano, presentado en Buenos Aires por el vicecanciller Roberto Conde el pasado lunes y rápidamente aceptado por las contrapartes argentinas.
"Sabremos cumplir". Uno de los temas que más frecuentemente es motivo de consulta para quienes están vinculados al proyecto Mundial 2030 es el de las sedes, los estadios, las ciudades en las que se jugaría esa Copa del Mundo de Fútbol. Responde Irurueta: “no hemos hablado, ni nos ha preocupado el tema de la cantidad de sedes o qué partido le tocará a cada uno, más allá de que lo hemos conversado. Uno podría decir: el cincuenta por ciento de las sedes es de cada país; creo que hay que ser honesto, hay que ser sincero, partir de una base firme: y en esa dirección, Uruguay podría estar aspirando a tener una o dos sedes, pero no más. Nosotros no tenemos ni capacidad de desarrollo de infraestructuras, nuestro país es muy pequeño en relación a Argentina, ellos tienen estadios que apuntan a poder ser sede de un evento de esta naturaleza, aunque ambos tenemos que mejorar en ese aspecto. Si tenemos como aspecto positivo el tema de las distancias: si bien Argentina es grande, se pueden distribuir las sedes en los dos países sin tener que afrontar algunas de las distancias que ya tuvimos en Sudáfrica o las que tendremos en Brasil o en Rusia”.
Más allá de las ciudades que comienzan a atreverse a soñar con un mundial (¿Salto, Paysandú, Rivera, Maldonado?), las autoridades de ambos países tienen muy claro que en materia de infraestructura un evento de este tipo requiere esfuerzos monumentales, a cambio han detectado posibilidades que otras naciones con más potencia económica no tienen. Explica Irurueta que “hay que pensar en otros aspectos –y a esto FIFA lo tiene en cuenta- que son claves. Lo cultural tiene que ver, pero también es muy importante el rol de semillero; Argentina y Uruguay son tal vez los más grandes exportadores de jugadores, de valores juveniles de futbol en todo el mundo. Esta es una cantera a la que la FIFA le presta mucha atención porque alimenta al negocio integralmente, tanto en lo relativo a los mercados, a la transferencia de jugadores, como en lo relacionado a los medios de comunicación, sobre todo a la televisión. Entonces, mirar a Uruguay y a Argentina con una mirada menor, tampoco ayuda al desarrollo de este gran negocio que es el futbol; y todo lo contrario: posicionar al Río de la Plata en el justo lugar que le corresponde en relación a la cantidad de jugadores que ha aportado a las ligas mayores del fútbol mundial ayuda al crecimiento del todo”.
La apuesta del fútbol y de los pueblos rioplatenses ya está lanzada. Para el 2030 faltan 19 años, pero se calcula que antes del 2020 la FIFA ya tendrá decidida la sede del Mundial del Centenario, y esos ocho o nueve años ya no son tantos para países como los nuestros, que deberán sumar esfuerzo, inteligencia e ingenio para convencer a doscientas naciones de que la más grande fiesta, el cumpleaños 100 de la Copa del Mundo de Fútbol, debe celebrarse aquí, aquí mismo, en el corazón del Parque Batlle.
Rivales. Uruguay y Argentina no están solos en América en la voluntad de celebrar el mundial del 2030. La excelente organización del recién concluido Mundial Sub17 ha posicionado a México como candidato. A pesar de que ya albergó dos mundiales de mayores, los aztecas han hecho saber a la FIFA que aspiran a otra fecha. Quieren el 2026 o el 2030.
El otro oponente es Chile, país que albergó al mundial de 1962 y que quiere repetir, avalado por su creciente importancia económica en la región y el mundo. Si la alternancia continental que plantea la FIFA se mantiene, es muy probable que la copa del 2030 venga a América; entonces, los rioplatenses deberán superar, seguramente a estos poderosísimos
Comisión Binacional. El texto firmado el martes pasado por Cristina Fernández y José Mujica establece “La constitución, en la fecha, de la Comisión Binacional para promover la candidatura y organización conjunta del Mundial de Fútbol 2030, la cual quedó conformada de la siguiente manera: Comisión Honoraria: Sres. Presidentes de ambos países, Sr. Jefe de Gabinete de la República Argentina, Sres. Cancilleres, Sres. Presidentes del Senado y Diputados de cada país; Comisión Ejecutiva: a) Subcomisión Ejecutiva No Gubernamental: Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), Asociación del Fútbol Argentino (AFA); b) Subcomisión Ejecutiva Gubernamental: Ministerio de Turismo de la República Argentina, Ministerio de Turismo y Deporte de la República Oriental del Uruguay, Secretaría de Deporte de la República Argentina, Dirección Nacional de Deportes de la República Oriental del Uruguay, Embajador de la República Argentina en la República Oriental del Uruguay, Embajador de la República Oriental del Uruguay en la República Argentina".

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